En ese verde


Mía es la certeza
de no saber nada
-y de casi agradecer-

Mío es el dolor
la cura
la travesía
y el regreso
al fuego central

Me asomé entre ese cielo
escuchando pasos
acerqué mi silencio
a ese rincón
oliendo verdores y brisa infinitos

Y al sentarme detuve
mis oídos
para saber casi de antemano
que los pasos eran los míos

Un pozo insondable
apenas abierto en un diminuto agujero
cabeza de alfiler
en mi corazón
ese lugar
tan tangible y ametafórico

En ese verde reconocí mi pasado
y mi presente volvió
acercándose a saludarme

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