El aullido


El descenso comenzó
A veces todavía intento
agarrarme de los bordes
Estiro las manos y toco
Lastimo mis dedos
buscando resquicios
Pero la caída es demasiado rápida
y no encuentro asidero
La mayor parte del viaje
suelto mi conciencia
y solo caigo
El estómago sube al pecho
y el pecho se escapa de mí
No oigo nada, ni un zumbido
solo escucho una especie
de grito, un aullido interminable
que se vuelve insoportable
a medida que se aleja
tiñendo de amarillo el recorrido
El aullido en el silencio
del descenso
cada vez más veloz,
no me deja escuchar
Y cuando todo parece quedar atrás
me doy cuenta
de que sigo cayendo
y de que el grito interminable,
ese fuego amarillo que me quema
es mi voz.

Comentarios

  1. Mi querida Julia, el lirismo de tus fotos es paralelo al lirismo de tus palabras.¿Quién no ha oido ese aullido alguna vez? y ¿quién se ha librado de oir un llanto que luego resulta ser el suyo?

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    Respuestas
    1. Ay, tan cierto... es una sensación casi común para mí. Confieso.
      Y bueno, muchas gracias por tu hermoso comentario.

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